Este tipo de producción creativa, que requiere muchos años para dominarse, está plenamente vinculado a la cultura española, pues desde hace tres siglos se practica por ejemplo, en la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia), donde también se enseña a los aprendices. De forma más individual, cerca de un centenar y medio de artesanos contribuyen a mantener viva la técnica. De forma simplificada, el método de trabajo implica lo siguiente: se funde la materia prima (la posta o vidrio caliente) en un horno a más de mil grados de temperatura. Cuando toma una blanda consistencia de pasta incandescente, el maestro mete la larga caña metálica, vacía por su centro, toma un pedazo de posta, la saca del horno y sopla por primera vez para crear una burbuja en el material, precisamente la parte hueca de la copa, el jarrón o la pieza que planee elaborar. El artesano va modelando su creación mientras mantiene viva y uniforme la burbuja, insuflando nuevos soplidos y moviendo sin parar la caña sobre su propio eje. A la obra se le van incorporando nuevos trozos de vidrio caliente para añadir asas, pies de copa…
